sábado, 19 de mayo de 2012

EPÍLOGO


EPÍLOGO.

Hoy me tocaba volver al pueblo dónde vivían mis abuelos. Me gusta ese pueblo. Me transmitía tranquilidad. Las vistas eran preciosas ahora. Habíamos cruzado un valle, y allí a lo lejos, ya se podían ver los verdes prados y juraría, que hasta la casa de mis abuelos y mi antiguo instituto. Iba distraída, como esas veces en las que tienes lo ojos en un punto fijo pero tu mente viaja por millones de sentimientos, lugares y recuerdos. No me podía quitar esa idea de la cabeza. ¿Estaría él allí? Aún recuerdo el día en el que...
''El campo de los abuelos es muy bonito. A lo lejos, vi una pequeña mariposa de color naranja. Eso sí que era bonito. Me levanté, teniendo cuidado con la camiseta que me habían dado hoy por mi sexto cumpleaños y seguí sigilosamente a aquel bichito. Se paró en una roca cerca del estanque que hay al lado del bosque de los vecinos. Ya casi la tenía.
    -Hola.- dijo una voz detrás mía. La mariposa salió volando. ''Jopetas'' susurré para mí misma. Aunque creo que aquel niño me oyó. Le ignoré puesto que gracias a él, no había podido comprobar si con el polvo de las alas de las mariposas, se podía volar, como dicen. Yo iría al país de Nunca Jamás, para así poder conocer a Campanilla, ese hada que me gusta tanto.- Me llamo Niall. ¿Y tú?.- volvió a hablarme. Le miré. Tenía unos muy bonitos. Creo que eran esos de los que mamá dice que enamoran. Yo no sé lo que es enamorar, pero eran bonitos igualmente.- ¿Quieres jugar a algo?- dijo de nuevo. ¿Otra vez? Pero, ¿no se cansaba de que lo ignorara? Qué pesado era. A ver si se iba ya. Aunque parecía simpático, y yo no tenía a nadie con quien compartir mis chuches ni mis juguetes.
    -Yo Amy.-me atreví a decir.
    -Ven, te enseñaré algo.- dijo el tal Niall, con una sonrisa de oreja a oreja mientras me tendía una mano. Yo se la cogí y me ayudó a levantarme. Nos adentramos más aún en el bosque, y más aún. Eché la vista atrás. Ya no veía la casa de mis abuelos. ¿Adónde me llevaba? Mamá me había dicho que no entrara en el bosque porque me podía perder.- ¿Adónde vamos?.- pregunté un tanto angustiada. Él no contestó. Más alante, se paró en un pequeño árbol con una construcción arriba. Me ayudó a subir. Era muy bonita. Allí había miles de tarros. En uno de ellos había una mariposa. Era casi la misma que yo había visto antes.
    -Ten, para ti.- me ofreció el pequeño tarro. Yo le miré, agradecida. Qué ojos más bonitos tenía, me quedaba embobada mirándolos. Fue el comienzo de una gran amistad. Pero...¿era sólo eso? ¿ o algo más?''

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